Tercera
y última parte de estos cortos 100 días.
¿Qué
fue lo que más me gustó? Fueron varias cosas:
Independencia.- Vivir en un lugar tan seguro
y tan chiquito (comparado con México D.F.) te da un sentido de tranquilidad
infinita, la cual puedes usar para salir a las 11 de la noche en domingo, cosa
que en México no podría hacer. En cambio, estando en NY un domingo a esa hora
encuentras mil y una cosas que hacer y ver (suena raro, pero allá no lo es). El
no tener a nadie que me espere o que sepa en dónde estoy o qué estoy haciendo y
cuanto me voy a tardar hacía que todo lo tomara con calma a mi gusto y como yo
quería hacerlo, aprendí a vivir como yo quiero y no como los demás creen que se
debe vivir.
O por ejemplo, ir a un concierto de Rock a quién sabe dónde por que te ganaste unos boletos... en México esto no es nada nada seguro! Pero allá...
The Pretty Reckless día 2 |
Anonimidad.- Todos somos diferentes, todos somos raros
y todos estamos en nuestro mundo. Regresando a la comparación con México, allí
todos somos iguales, nos vestimos relativamente igual, no llamamos la atención
y todo es muy normal. En México hay pocas personas que llaman la atención y las
que lo hacen son criticadas y vistas mal. En NY, al haber un poco de todo nadie
te ve raro si llevas un gato en la cabeza (me tocó ver a una persona así) o si
estás vestido de amarillo fosforescente, o si estas todo tatuado o si eres
hombre usas maquillaje. Puedes hacer lo que quieras sin ser juzgado; lo cual es
sumamente librante. Yo no soy el tipo de persona a la que le gusta llamar la
atención, por lo que esta tranquilidad no debería influir en mí, pero dejé de
ser el punto de miradas como en algunos casos o lugares lo soy, para pasar a
ser una niña cualquiera caminando por la calle. Esto lo noté desde que llegué,
sin embargo, después de pintarme el pelo de morado lo comprobé aún más. Nadie
me volteó a ver 2 veces, cuando en México eso hubiera sido sumamente raro. Dejas
de llamar la atención, nadie sabe quién eres y a nadie le importa. Todos somos
iguales y completamente diferentes a la vez.
Señor con un gato en la cabeza... ??? |
Contrastes.- Los edificios, las casas y las calles
pueden ser perfectas. Puedes ver personas que claramente tienen mucho dinero
haciendo lo mismo que tú. Pero en el momento en el que miras hacia abajo te
puedes dar cuenta de la cantidad de personas pobres/homeless que viven en el
mismo lugar. Y no nada más las personas, sino que también puedes ver edificios
verdaderamente increíbles, con fachadas perfectamente cuidadas, pero en la
esquina tienen más de 40 bolsas de basura.
Los contrastes son sumamente dramáticos y de cierta forma te mantienen
con los pies en el piso.
Conocer a gente nueva.- Al vivir en una residencia me
tocó conocer a personas de todos los países, todas las edades (casi) y todas
las profesiones que te puedes imaginar. También pude ver la vida de mil y un
puntos de vista diferentes. Esto me gustó muchísimo, porque toda la vida he
estado acostumbrada a conocer gente con mí mismo “background” o al menos muchas
ideas en común. Pero, al conocer a una
maestra de España de 38 años y a una DJ de Suecia de 27 y poder al día de hoy
llamarlas amigas te das cuenta de lo diferente que es la vida fuera de México y
de la cantidad de experiencias que en México es muy difícil vivir. Otro ejemplo es Clair, una señora
afroamericana de alrededor de 60 años que hacía la limpieza donde vivía. Podrá
parecer imposible, pero nunca logré comunicarme con ella correctamente. No
hablaba ni inglés ni español aun siendo ciudadana de EU. Pero algo muy claro es
que las barreras del idioma son fáciles de tirar ya que por señales, gestos y
más que nada amabilidad, disposición y una sonrisa siempre terminarás
comunicando lo que quieres.
En los Cloisters |
Me
regreso de este viaje con mil y un recuerdos. Desde la primera vez que me subí
al metro en NY, hasta Halloween, (que hasta el día de hoy ha sido algo de lo más
raro que he visto en mi vida); el primer día de clases y lo nerviosa que estaba
hasta el último día al despedirme de todos; llegar a la residencia en donde iba
a vivir, sumamente nerviosa después de un súper tour y conocer a mis súper
roomates; despedirme de todos los de la cafetería a los cuales extraño
demasiado… (No todos los días te llaman “El lucero de México” y te dicen que vas a llegar lejos jajajaja!); las mejores dates y también la date más rara de mi
vida (jajajaja); ir al concierto de mi banda favorita y ganarme un boleto para una presentación privada!; ir de compras en Black Friday; el atardecer más bonito que he
visto en mi vida; ir al super en NJ (porque allá todo es más barato);recibir una carta firmada por todas mis amigas y un cupcake de recuerdo con una súper despedida en SerendipityIII, etcétera.
Niagara!!! |
100
días muy cortos… quizás no vuelva a tener esta oportunidad, quizás la volveré a
tener en unos meses. Sin embargo, todo lo que aprendí y descubrí siempre se
quedará en mi mente, en mi forma de ver la vida y en mi forma de ser. Me llevo
un cachito de cada persona que conocí y de cada lugar al que fui.
Ice skating in Briant Park |
Volvería
sin problema, al mismo lugar y a la misma universidad y con las mismas
personas.
Así
etiquetaría mis 100 días allá: paz.
En algunos momentos claro que tuve
preocupaciones y ansiedad, sobre todo
los primeros días, pero, una vez que pasaron las primeras 3 semanas, me di
cuenta que la vida allá es mucho más fácil y tranquila que la vida en cualquier
otro lugar. Incluyendo mi misma casa en México con mis papás y mis hermanos. El
estar sola y solo tener que preocuparte por ti misma (de cierta forma es sumamente
egoísta) causaba en mi interior un nivel de paz y tranquilidad que no había
tenido en mis 24 años de vida. Siempre
he sido de las personas que se preocupan por demasiadas cosas. Al ser la
hermana mayor siempre me he preocupado
por mis hermanos, por mis papás, mis abuelos; como lograr que no le falte nada
a nadie y ayudar a todos. Puede sonar raro, pero esa siempre ha sido mi
personalidad. Fue por esto que allá me sentí completamente liberada y en paz y
también fue por esto que me costó tanto regresar a México.
Despedida María |
Si me
saco la lotería me regreso en menos de 1 minuto, pero a la vez volteo a ver mi plan
de vida y pienso “a los 32 quiero tener mi primer hijo” a los “30 me quiero
casar” “a los 26 quiero que mi consultoría sea exitosa”. ¿Me alcanzaría el
tiempo para lograr todo eso si me voy? A veces pienso que claro que sí y no
logro separar lo que quiero ahorita con lo que voy a querer en unos años.
Supongo
que todos al regresar pasan por el mismo “síndrome de abstinencia”, en el cuál
quieres regresar a como la vida era antes, pero a la vez sabes que a) no puedes
b) no debes.
Así que
no creo irme a vivir a NY otra vez… o al menos no pronto… quizás terminando la
maestría?
Quien
sabe…
See you soon, NY <3 |
Muchas gracias a todos los que leyeron estos
3 posts sobre mi vida en NY. Me gustó mucho escribirlos y creo que voy a
disfrutar aun mas leerlos en un par de años. Y también quiero darle las gracias
a todos los que hicieron estos 100 días posibles.
Si están a punto de vivir algo parecido
cuéntenos escríbanlo en la parte de abajo! También si tienen alguna pregunta o
comentario escríbanlo abajo!
XXU
PS: Para mas fotos: www.usua.tumblr.com o www.instagram.com/usuu
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<3